Los bueyes van al matadero, nada dicen, nada esperan, pero al menos no votan por el carnicero que los deba matar, ni por el burgués que los deba comer. Más bestia que las bestias, más buey que los bueyes, el elector nombra sus carniceros y elige sus verdugos. ¡Y que haya hecho revoluciones para conquistar este derecho!
Eliseo Reclus.
Revista Claridad, Vol.4, N°114, 1923, Chile.
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