¿Qué es el bombardeo al juez,
el secuestro del industrial,
el ahorcamiento al político, el disparo al policía,
el saqueo a un supermercado,
el incendio de la oficina del jefe,
el apedreamiento al periodista,
el abucheo al intelectual, la golpiza al artista,
frente a la alienación mortal de nuestra existencia,
el sonido del despertador demasiado temprano,
el atochamiento en el tráfico,
los bienes en venta alineados en los estantes?
La alarma del reloj te despierta otra vez, demasiado temprano como siempre. Sales del calor de tu cama hacia la ducha en el baño, una afeitada y una cagada, luego corres a la cocina donde te lavas los dientes, o si tienes tiempo, comer algunos huevos con pan tostado y una taza de café. Entonces sales volando para ir a luchar con el atochamiento o con las muchedumbres en el metro, hasta que llegas... al trabajo, donde te pasas el día realizando tareas que no eliges, en asociación obligada con otras/os involucrados/as en tareas parecidas, cuyo objetivo principal es la continua reproducción de las relaciones sociales que te obligan a sobrevivir de esta manera.
Pero esto no es todo. En compensación recibes un salario, una suma de dinero que (después de pagar el arriendo y las cuentas) tienes que llevar a los centros comerciales para comprar comida, ropa, artículos de primera necesidad y entretenimiento. Aunque esto es considerado tu "tiempo libre" en oposición al "tiempo del trabajo", esta también es una actividad obligada que garantiza en segundo lugar tu supervivencia, su principal propósito también es reproducir el orden actual existente. Y para la mayor parte de la gente, el tiempo libre de esas restricciones es cada vez menor.
Según la ideología que domina esta sociedad, este tipo de existencia es el producto del contrato social entre iguales, esto es iguales ante la ley. El trabajador, se dice, acuerda vender su trabajo al jefe a cambio de un salario acordado mutuamente. Sin embargo, ¿Cómo puede ser libre a igualitario un contrato, si una de las partes tiene todo el poder?.
Si miramos desde más cerca el contrato, se hace claro que no es ningún contrato, sino la más violenta y extrema extorsión. Esto es más escandalosamente evidente en los márgenes de la sociedad capitalista, donde la gente que ha vivido por cientos (o miles en algunos casos) de años a su propia manera, se encuentra con su capacidad para determinar las condiciones de su existencia, arrebatada por las máquinas aplanadoras, las motosierras, los equipos mineros, etc, de los amos del mundo.
Pero este es un proceso que se ha llevado a cabo por cientos de años, el que involucra un descarado robo de tierra y de vidas a larga escala, aprobado y llevado a cabo por la clase dominante. Privados de los medios para determinar las condiciones de su existencia, no se puede decir honestamente, que las/os explotadas/os estén haciendo un contrato libre e igualitario con quienes les explotan. Claramente esto es un caso de chantaje.
¿Y cuáles son las condiciones de este chantaje? Los/as explotados/as son son forzadas/os a vender el tiempo de sus vidas a sus explotadores, a cambio de su supervivencia. Y esta es la real tragedia del trabajo. El orden social del trabajo se basa en la impuesta posición entre vida y supervivencia. El problema de cómo una/o se las arreglará suprime el problema de cómo esta persona quiere vivir, y con el tiempo todo parece natural y una/o reduce sus sueños y sus deseos a las cosas que con el dinero puede comprar.
Sin embargo, las condiciones del mundo del trabajo no solo se aplican a aquellas/os que trabajan. Una/o fácilmente puede ver cómo, a partir del miedo de quedarse en la calle o el temor al hambre, la gente desempleada es atrapada por el mundo del trabajo al buscar un empleo. Más o menos lo mismo sucede con aquellas/os que viven de las ayudas del estado, cuya sobrevivencia depende de la existencia de la burocracia de la asistencia social, incluso para quienes el evadir el trabajo se ha vuelto una prioridad, el centro de las decisiones de una/o giran en torno a estafas, hurtos en tiendas, reciclando de la basura, todas las distintas maneras de arreglárselas sin un empleo. En otras palabras, las actividades que podrían estar bien para sustentar un proyecto de vida se vuelven un fin en sí mismo, haciendo el proyecto personal de vida uno de simple supervivencia. ¿ De qué forma se diferencia esto, realmente, de tener un trabajo?.
Pero, ¿cuál es la base real del poder detrás de esta extorsión que es el mundo del trabajo? las leyes y los juzgados, las fuerzas policiales y militares, las multas y las prisiones, el miedo al hambre y a quedarse en la calle, por supuesto todos estos son aspectos reales e importantes de la dominación. Pero, incluso la fuerza de las armas del estado solo puede tener éxito al llevar a cabos u tarea debido a la sumisión del pueblo. Y aquí está la base real de toda la dominación, la sumisión de los esclavos, su decisión de aceptar la seguridad de la miseria y de la servidumbre conocida, por sobre el riesgo de la libertad desconocida, su voluntad de aceptar una supervivencia asegurada pero sin color, a cambio de la posibilidad de vivir realmente, lo cual no ofrece ninguna garantía.
Así, para acabar con nuestra esclavitud, para movernos más allá de los límites de la simple sobrevivencia, es necesario tomar la decisión de rechazar la sumisión; es necesario empezar a reapropiarnos de nuestras vidas aquí y ahora; tal proyecto inevitablemente nos ubica en conflicto con el orden social entero del trabajo; de esta forma, el proyecto de reapropiación de la existencia de una/o debe ser también el proyecto de destrucción del trabajo. Para ser más claro, cuando digo "trabajo" no me refiero a la actividad en la que una persona crea los medios para su propia existencia (la cual idealmente nunca estaría separa de la vida de uno/a y del hecho de vivir) sino más bien, a una relación social que transforma esta actividad en una esfera separada de la vida de esa persona y la pone al servicio del orden dominante, de este modo, esta actividad, deja de tener relación directa en la creación de su propia existencia, en vez de eso solo se le mantiene en el campo de la simple subsistencia (a cualquier nivel de consumo) por medio de una serie de mediaciones en la que la propiedad, el dinero y el intercambio de mercancías están entre las más importantes. En el proceso de recuperación de nuestras vidas, este es el mundo que debemos destruir, y esta necesidad de destrucción hace de la reapropiación de nuestras vidas junto con la insurrección y revolución social un solo proyecto.
Wolfi Landstreicher
No hay comentarios:
Publicar un comentario