Lo mismo que un gusano que hilará su capullo,
hila en la rueca tuya tu sentir interior;
he pensado que el hombre debe crear lo suyo,
como la mariposa sus alas de color
teje serenamente, sin soberbia ni orgullo,
tus ansias y tu vida, tu verso y tu dolor.
Será mejor la seda que hizo el trabajo tuyo,
por que en ella pusiste tu paciencia y tu amor.
Yo, como tú, en mi rueca hilo la vida mía,
y cada nueva hebra me trae la alegría
de saber que entretejo mi amor y mi sentir.
Después, cuando la muerte se pare ante mi senda,
con mis sedas más blancas levantaré una tienda,
y a su sombra, desnudo, me tenderé a dormir.
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