Definición del hombre actual - Gonzalo Drago

En Actitud. Revista del grupo "Los Inútiles".

El hombre actual, acosado por las jaurías del odio colectivo que divide al mundo en dos inmensos bandos de ideas irreconciliables, limitado por la intensa y tendenciosa propaganda guerrera de los países en lucha, influenciado por los demagogos y encadenado por los políticos, se debate en medio del caos y de la desesperación, soportando las dolorosas consecuencias de un mundo convulsionado.

Diríase que el hombre actual, conjuntamente con la cultura, ha llegado a una decisiva encrucijada del destino, de la que podrá salir airoso o derrotado, aunque no haya participado directamente en la lucha armada de los pueblos. Y de toda esta convulsión mundial es preciso esperar un mundo mejor, una nueva era en la que el hombre adquiera su más simple y noble expresión como individuo dentro de la colectividad. Es preciso esperar de pie a ese mundo que se iniciará después de los últimos estertores de la catástrofe. Es menester mirar hacia el futuro con la esperanza de que el hombre encontrará su centro sobre las ruinas de un sistema podrido y caduco que fracasó sistemáticamente durante varias centurias. Reyes, emperadores, presidentes y dictadores deberán pensar que no es posible de ningún modo prolongar por más tiempo un sistema que conduce a la destrucción mutua de las naciones. Sería absurdo que el hombre actual continuare viviendo una vida de paria después de la estructuración de un mundo nuevo. Son siglos de sufrimientos, de miserias, de rebeldías sofocadas con sangre las que justifican el advenimiento de un mundo más justo y más humano. Porque si ahora se lucha por ideas políticas, por disputarse los mercados mundiales, en el futuro se luchará por conquistar la libertad individual y el derecho a vivir como ser humano dentro de la colectividad.

Y no se nos diga soñadores o amargados. La evolución del mundo no puede detenerse con meras palabras o con la destrucción que siembran las ametralladoras. Sobre las ruinas y los cadáveres de los combatientes, sobre los despojos de la civilización destruida, se alzarán los nuevos ideales abriéndose paso a través de los prejuicios, hasta alcanzar la meta de la felicidad humana, esa relativa felicidad de dar a cada hombre lo que merece, dentro de un clima de libertad.


Y cuando llegue ese día, aunque seamos polvo de cementerio, nos sentiremos avergonzados de todos los crímenes cometidos por la insaciable ambición de los hombres.

Actitud n°3. Junio de 1943, Rancagua.

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